sábado, 25 de julio de 2015

#mamálunática

Os hemos hablado de Luna, de su sonrisa, de su mirada, de su valentía y de lo divertida que es, de la ilusión con la que ha vivido el proceso de convertirse en la protagonista de nuestro sueño, el Proyecto que lleva su nombre.

Os hemos hablado de Fundación Aladina, a la que conocíamos de antes, pero hacia la que sentimos un flechazo al saber que ponían psicooncólogos a disposición de los padres de los niños con cáncer, y de la que nos enamoramos para siempre al conocer de cerca su labor, tan importante, generosa y desinteresada que nunca dejará de sorprendernos.

Pero hoy no os vamos a hablar de una cosa ni de la otra, hoy os vamos a hablar de Inés, de nuestra amiga, de la mamá de Luna.

En la presentación del Proyecto Luna, Wisi Sarandeses, de Fundación Aladina dijo una cosa que nos dejó pensando, comentó que Paco Arango – Presidente de la Fundación – siempre les dice a los padres de los niños enfermos de cáncer que le preocupan más los padres que los propios niños.

La verdad es que al principio la frase nos sonó un poco extraña -teniendo en cuenta que quien tiene cáncer es el niño- pero después, si pensamos en ella a partir de Luna y de su forma de enfrentarse a la enfermedad, tenemos que darle a Paco Arango la razón total y absolutamente, porque Luna es el espejo de Inés, y de Kike, y de sus tíos, y de sus primos, y de toda la familia que le está rodeando, arropando, mimando.




No hay más que ver lo que Inés y Kike hacen cada día para darse cuenta de porqué Luna se ha enfrentado así al cáncer, porqué es tan valiente y divertida… verla jugar llenando de agua una jeringilla inmensa diciendo –mira papá, el año que viene no necesitamos comprar pistolas de agua- o ver como Inés convierte el wasitape en una larga melena son experiencias de esas que se quedan grabadas para siempre.




Luna tienen cáncer, y lo sabe, nunca se lo han ocultado, es una mierda, es injusto, es horrible… pero una vez ahí, Inés está tratando que ella lo viva de la mejor manera posible… eso lo que hace Aladina por medio de cosas aparentemente tan sencillas como tener en el hospital una sala que recuerda más a una piscina de bolas que a una sala de espera, y eso está haciendo Inés con su imaginación y creatividad de directora de arte.




Cuando a Luna le toca estar en casa disfruta de un particular parque temático  entre la terraza y el salón un parque temático, con un ventilador gigante, una piscina chiquitita, y hasta un naranjo enano, que no le falta de nada…




Y ahí está ella: cocinando, mojándose los pies, haciendo plasti, pegatinas o pulseras…




Cuando le toca pasar unos días en el Hospital juega a las cartas, ve alguna peli o canta como loca en el karaoke con una amiga muy especial, una niña tan valiente, preciosa y especial como ella con la que se ha creado un vínculo muy especial.

Claro que a Luna le apetecería más estar en una piscina o en el mar, claro que Inés se habrá tenido que tragar sus lágrimas (o haberlas echado en la soledad del baño o en el hombro de una amiga, lo cual es mucho más sano) claro que todos tendrán miedo y que habrá momentos difíciles… nadie niega eso, pero es que nadie elige tener cáncer, el cáncer te llega así, sin más.

Es la manera de vivirlo la que puede ser diferente, y nosotras estamos suuuuuper orgullosas de Inés, nos está dando la lección más importante del mundo, está haciendo magia creando alrededor de Luna un lugar en el que apetece estar, haciendo que ella viva experiencias que merezca la pena recordar.




Lo que está aprendiendo Luna este año es mucho más importante que ninguna materia académica, está aprendiendo a enfrentarse a los problemas, a superar su frustración, a vencer el aburrimiento… y también a cantar en el karaoke, a hacer pulseras, pegatinas, a cocinar, y todo esto formará parte, cuando sea mayor, de su experiencia vital.


Y todo eso no sería posible sin la sonrisa de Inés.

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